Tina no pudo evitar desviar su mirada hacia su pelo rojizo. -¡Pelirrojo natural y pecoso!- su compañera Patricia, no le había dado ese detalle tan peculiar. Sólo le había dicho que le enviaba al hijo de un cliente por un tema sobre paternidad.
Le indicó con un gesto que se sentara en los sillones, frente a ella, mientras se montaba el tráiler de su vida. No podía evitar hacerlo, y pocas veces se equivocaba. Alberto parecía deportista, muy joven, seguramente no tenía los 30 cumplidos… ¿A qué se dedicaría? Seguramente era -o querría ser- policía o bombero… Tenía toda la pinta. Parecía gustarse a sí mismo… golfete, mujeriego…. ¿Dónde encajaba lo de la paternidad? ¿Se habría enterado de que lo era y querría ejercer de padre? No le pegaba… pero, por otra parte, desprendía integrida
¡Casi!. Tina, casi acierta. Su cliente no es que “fuera” padre en un sentido literal, es que “figuraba como tal” sin serlo, y es lo que venía a solucionar. Muy resumido sería:
- Chica mulata espectacular conoce Chico que acaba de aprobar oposición para Policía.
- Chica Espectacular le muestra un certificado médico por el que no puede tener hijos.
- Chica y Chico disfrutan a tope de una relación “abierta”.
- Chica se queda embarazada… y: Oh, ¡¡¡Sorpresa!!! La mamá de la Chica Espectacular tiene antecedentes como ¡¡¡¡Falsificadora!!!!.
- Mulata Espectacular Embarazada amenaza a Chico (denuncias) si no acepta paternidad (y sus obligaciones…)
- Chico Pelirrojo, ya en la Escuela Nacional de Policía, teme quedarse sin su plaza y acepta la paternidad (y sus obligaciones: €)
- Chico ha dejado de tener miedo, y se siente más seguro. Antes de que transcurra el año del reconocimiento de su paternidad, ha decidido…¡¡¡IMPUGNARLA!!!
- La demanda ya estaba presentada, había tenido unas diferencias con su abogado y quería cambiar. Se celebraba la vista en una semana.
Cosas veredes, amigo Sancho… Tina hubiera querido hacer una pausa para encajar toda la información que acababa de recibir. Le faltaba firmeza a esa historia… y no le gustaba retomar cosas que ya estaban predeterminadas. Pero por otra parte, era un favor que le había pedido Patricia, quien seguía llevando toda la contabilidad del despacho a un precio irrisorio.
- Alberto, ¿estás seguro que no eres el padre? ¿te has hecho alguna prueba?
- Perdona… Tina –había dudado antes decir el nombre. Seguro que era de los que estaban acostumbrados a no aprenderse nombres y utilizan siempre una palabra comodín– Es evidente, ¿ves lo blanco que soy? No quiero parecer racista, pero es que… La madre y la niña son mulatas… Además: nunca hemos tenido una relación de verdad, no hemos vivido juntos jamás… y las cuentas no me salen de ninguna forma. Es imposible.
El día de la vista Tina esperaba en el pasillo de los juzgados, con la toga negra en el brazo, a que llegase Alberto. Un pequeño revuelo le hizo girarse para ver entrar a una espectacular mulata, de pelo rubio largo y rizado, sobre unos tacones de vértigo y un llamativo vestido rojo que potenciaba una figura que parecía de otro mundo… Todas las cabezas, de hombres y mujeres, se iban girando a su paso. Era imposible no fijarse… Pero lo que aceleró el corazón de Tina, lo que hizo que resbalaran sus apuntes de las manos… Fue la pequeña niña mulata que llevaba la mujer que la acompañaba -¿la falsificadora?-, una preciosidad mulata… y pelirroja. Sin duda: la viva imagen de Alberto…
Jajaja que listillo Alberto, muy observador el guaperas…
Es obvio lo que pasa al final, pero me encantaria conocer la cara de Alberto, y y entender la realidad de esa mujer y su lucha por la paternidad. Un falsificadora???, él un caradura???
Porfavor un poco más……
😊, Bueno… solo te diré que está basado en un caso real!!!!!!