El Mundo de Tina Jara

Piensa mal… y ¡acertarás!

¡Claudia!, realmente sorprendente que se apuntara a la jornada de compras… no quería ser mal pensada, pero… ¿cuándo fue la última vez que Claudia se apuntó a un plan no organizado por ella? ¿En el Instituto quizás? ¡Pero si no había nada que le fascinase más que fardar de joyas y de estatus social! De verdad que no quería ser mal pensada…

Tina hablaba consigo misma mientras perfilaba sus párpados con una finísima raya marrón oscuro. No quería compartir su extrañeza con Elena. Pero lo cierto es que, no era propio de Claudia pasearse por las tiendas de Claudio Coello, con lo «exclusiva» que era ella… ¿Entrando y saliendo de tiendas sólo por mirar?… No, eso no le pegaba nada de nada.

》Se me ha complicado la mañana, ¡qué pena que no llego para ir de tiendas!, pero ahí estaré para la comida. Os veo en Álbora a las 14:00. Besos

Tina levantó las cejas y se calló un «lo sabía», que casi le quema la garganta.

Claudia ya estaba sentada en la mesa cuando llegaron. Al menos, había sido puntual, –¡qué detalle!– frase ahogada de nuevo en la garganta de Tina. Mírala, hacía años que no la veía tan ¿natural?, no parecía la misma sin los brillos de sus joyas y vestidos de fiesta… Le faltaba ¿porte? ¿prestancia?…

  • ¡Qué bien os veo Chicas!

Claudia se levantó y las abrazó. Intercambiaron cumplidos y disimuladas inspecciones, antes de sentarse a la mesa. El maquillaje de Claudia no lograba ocultar las sombras grisáceas bajo sus ojos; lo que en experiencia de Tina se traducía en falta de horas de sueño… La blusa que llevaba era más bien de verano… Sus manos parecían descuidadas, sin la impecable manicura que lucía desde su «ascenso social»… Y su buen color, se había esfumado.

Algo no encajaba. Y no tuvieron que esperar mucho más… Claudia bajó la mirada,  se tapó el rostro con sus manos por un instante, y entonces soltó la frase bomba: «Chicas… os necesito. Necesito vuestra ayuda y apoyo«

A Tina le pareció que había forzado una lágrima, pero que no logró hacerla realidad. Elena cogió rápidamente sus manos y las apretó, mientras decía algo como que ahí estaban, que contara con ellas, que por supuesto… Tina no pudo reaccionar tan rápido.

Claudia buscó sus ojos. Tina no quería ser mal pensada… Recordó el fin de semana pasada con Alfred. Volvía a sentirse embaucada, pero no vislumbraba cuál era el propósito que ocultaba Claudia. No quería ser mal pensada y afortunadamente, Claudia interrumpió:

  • Tina… también voy a necesitar tu ayuda P-R-O-F-E-S-I-O-N-A-L. Pero déjame que antes os cuente lo que nunca habéis sabido…

No esperó respuesta. Un torrente de secretos comenzó a brotar como si compartiera una vida que le fuera ajena: les habló de un «pacto» matrimonial, de la orientación sexual de su marido; de los amantes de uno y otro… A veces, desviaba la mirada hacia Elena y le apretaba fuertemente las manos. Elena estaba entregada a Claudia. Como si fuera el momento culmen que llevaba años esperando. Claudia confesó su adicción al alcohol y a las pastillas para dormir… Y Elena trató, en vano, contar su divorcio con Nacho.

Antes de que trajeran los cafés, les ofreció el golpe maestro: su marido era estéril.

  • Pero, entonces… ¿tu hija? -Elena no acabó la frase. Claudia simplemente levantó sus cejas.
  • ¿No es de Juan Manuel? -Claudia asintió- Y, … ¿sabes de quién es?

Claudia asintió de nuevo.

Tina no se pronunciaba. Sentía que aquella compañera de pupitre de antaño, nada tenía que ver con la adulta de hoy. Su sexto sentido le advertía que había algo más aún. No quería preguntar. No quería seguir la batuta que marcaba astutamente Claudia. Tantos secretos aflorados en unos minutos, no llegaban a su fin con la paternidad de la pequeña Claudia…

  • Sé perfectamente quién es el padre. Los dos lo sabemos. Mejor dicho: todos lo sabemos.

¿Todos? ¿Qué quería decir con todos? Claudia incluyó otro personaje en la historia: un amante que vino a «aportar luz» a su desbaratada vida durante muchos años… ¡El padre de su marido Juan Manuel!

Pausa y toque de desconcierto. Había logrado sorprender a Tina. Sencillamente, no lo esperaba. No era capaz de haberlo imaginado siquiera. ¿Todos lo sabían? y ¿Enrique había reconocido a la niña?, y ¿seguían felizmente celebrando fiestas multitudinarias?… ¿Dónde estaba Tina? ¿Acaso vivía en un Universo paralelo? ¿estaba aterrizando en el real ahora?

Elena quiso llenar el silencio, contando las jugarretas de Nacho con Tamara, en una especie de solidaridad mal entendida. Pero, ¿cuál era el papel de Claudia? ¿era la buena? ¿era la mala? ¿la inocente?… ¡Vaya infierno enrarecido debía ser su día a día familiar! ¡Ahora entendía tanto festín sin sentido! Pero aún faltaban piezas en el puzzle del reencuentro.

Y con unos Gin-tonics, llegaron el resto de las confidencias: el padre de Juan Manuel forzó para que reconociera a la pequeña. Después se buscó «otra novia«, y nuestra amiga se refugió de nuevo en el alcohol y en otras sustancias.

Aquí acabó su Gin-tonic y se pidió otro.

La pequeña Claudia acabó en un internado en Suiza, y Juan Manuel viviendo con su novio en otra casa; dando qué hablar y cotilleos a mansalva en cualquier acto social que se preciara.

Claudia naufragaba en un sinsentido de vida, y no quería ofrecer lo mismo a su pequeña. Tenía que cambiar su degenerado rumbo y por ello les pedía ayuda. Quería divorciarse. Quería ingresar en una clínica de desintoxicación, quería comprar una casa en otra zona de Madrid, quería… Tina oyó un «quería» tras otro, en un intento de argumentar la necesidad de poner a Juan Manuel contra las cuerdas, legalmente, para asegurarse un buen estipendio…

Tercer Gin-tonic para Tina, ¿o iba ya por el cuarto?

Definitivamente, Tina no pudo encontrar el brillo en la mirada de su compañera de pupitre porque sólo se topaba con unos ojos sin fondo. No quería pensar mal… No quería juzgar… No necesitó decir la frase «No cuentes conmigo», porque Claudia acabó dando traspiés, metida en un taxi rumbo a su flamante palacio de marfil…

2 comentarios en “Piensa mal… y ¡acertarás!”

  1. El personaje que me inquieta ahora en esta historia es Juan Manuel. Un tío estéril? Engañado por su mujer con su padre, y si no he entendido mal, saliendo del armario para vivir con un chico???…

    Ese si tiene problemas….

    Gracias por publicar otra historia De TINA Jara.
    Dinámica, divertida, fantástica..

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